El Dr.Boris Pashanski es especialista en encordación de raquetas con cuatro nudos y tensiones inferiores a las 58 libras. Su formación profesional estuvo a cargo de Héctor, que no tiene nada que ver con Héctor el griego. A pesar de no entender el mismo idioma (Boris es Serbio y Héctor no sabemos que es), Boris heredó, ya de jóven, la pasión por la encordación y era notorio su amor por la Bartom semi-automática.
Además de esto, Pashanski dedicó gran parte de su vida al estudio intesivo de las hojas. Si bien recorrió todo el mundo, desde Paris hasta Ramos Mejía, investigando distintos tipos de hojas, su obra fundamental llamada "Amores entre hojas y barrenderos" está basada en las hojas específicas de Liniers, Caballito y Congreso.
En uno de los capítulos de este libro (que recibió, en 2003, el premio "Demasiada plata para esta mierda") Boris dice: "[...]el amanecer es perfecto, el viento sopla frío, del sur, el sol le da vida a esas hojas que en el piso crujen cada vez que un nene con sus zapatillas las pisa, se llega a la felicidad, o a algo parecido que sabe a helado de frambuesa con marroc, sin embargo esa hoja rota no murió, sino que se multiplicó, dió vida a otras hojitas más chiquitas que vovlerán a ser pisadas y volverán a hacer rudito y volverán a multiplicarse y harán que el barrendero tenga más trabajo, menos humor, menos tiempo para estar con su mujer, más problemas con ella, más gastos para pagar el abogado que hará la división de bienes, y por lo tanto tendrá que trabajar más para ganar más plata y juntar todas esas hojitas que día tras día se siguen reproduciendo como el polem en el aire y como los remises truchos[...]"
En otro de los capítulos llamado "Con Greso" el Dr. cuanta: "[...]entonces iba caminando con Greso por Callao al 500, cuando descubrí que la única condición necesaria para la existencia de hojas era la previa existencia de un árbol que le dé vida, y debido a la falta de los mismo por esa zona, era ridículo dar vueltas durante 10 horas mirando para abajo como un pelotudo y sentir las miradas de las personas que me destrozaban cada vez más, personas que se creían superiores por andar como gente normal, pero que, si nos ponemos a analizarlo seriamente, eran igual de pelotudas que yo[...]"
Luego del éxito de su libro, decidió dejar la ciencia y entrar en el ámbito deportivo donde desarrolla una carrera tán pesima como la anterior.
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Buenísima.
